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sábado, 29 de octubre de 2011

La lluvia y la vida

Mi abuelo, que fue jardinero, no tiene flores en su tumba. Sólo una fotografía de color desvahído atestigua su paso por el mundo.
Dicen que nadie muere del todo mientras viva en la memoria de quienes le conocieron. Si es así, mi abuelo no ha muerto del todo, porque yo lo recuerdo caminando descalzo por la playa, llevándome de la mano y buscando conchas y caracolas en aquellas playas agrestes de mi infancia, rebuscando hilo en la cesta de la costura de mi abuela para hacerme un juego de magia, vestido de domingo con su sombrero gris de ala corta y sus pantalones de pana.
Llueve sobre el cementerio. La cal de las paredes se vuelve gris perla, las gotas de agua se juntan en reguerillos que serpentean bajando por el mármol de las lápidas, y un ángel de mármol vuelve sus ojos al cielo mientras, por la cara, la lluvia le resbala como si fuesen lágrimas.
Unas tórtolas arrullan desde la rama de un árbol y el camino se llena de caracoles que reaparecen los días de lluvia. Con su concha brillante del calcio de los huesos. Huele a vida.
Se hace tarde. Un hombre pasa junto a mí haciendo sonar una campanilla. Van a cerrar. Una mujer muy joven, sentada en un banco, llora en silencio o las gotas de lluvia resbalan por sus mejillas. Da lo mismo. Ahora empieza todo. La vida se renueva y el ciclo se completa. Y será así, mientras recordemos.

12 comentarios:

  1. Eres muy amable Aina. Gracias.

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  2. Supongo que esto es como tantas otras cosas: depende de la necesidad personal de cada uno. Hay gente que necesita un espacio físico donde ubicar un recuerdo y hay gente que no va al cementerio en todo el año y recuerda más y mejor a los que marcharon. De todas formas ir ahora, sólo porque toca ese día, lo encuentro un poco hipócrita. Todos bien vestidos, subiendo a esas escaleras para hacer la limpieza anual...da para una buena historia sobre vivos y muertos.

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  3. A mi personalmente no me gustan los cementerios, y no suelo ir mucho... recuerdo a los mios en mi corazón...
    Ir allí para ver sus tumbas me resulta demasiado doloroso, así que los tengo en mi vida guardaditos en mi recuerdo... y si lloro... es en el silencio de mi misma...

    La vida sigue, es cierto, pero a veces cuesta mucho hacerse a la idea...

    besos mediterráneos.

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  4. Hola M.
    Interesante reflexión y estupendas las descripciones que haces.
    Te felicito.

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  5. Lindo post, me gusto mucho,
    lindo blog,
    un beso.

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  6. No había forma (dejando de lado la parte de la lluvia) que me imaginase esa escena con sol.
    Los recuerdos son una suerte de máquina del tiempo que desafía a la muerte y los relojes, no?
    Las fotos la mano derecha de la memoria, por eso estoy tan obsesionada con aprender a usar las cámaras y apropiarme de los segundos que se van.

    Salud a tu abuelo. Te dejo un tema lindo, música como la gente, au revoir!

    http://www.youtube.com/watch?v=8LmfIjXk9rk

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  7. Me gustan los cementerios y sin embargo los míos no están en ellos, tampoco lo necesito, van conmigo, forman parte de mí.
    Buena reflexión la que has dejado hoy.

    Besitos

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  8. Montse: Desde luego que da para una buena historia. De cualquier forma, hay tantas maneras de recordar a los que se fueron como se quiera, y todas son válidas. Quizás hay quien sólo va al cementerio una vez al año, otros van una vez a la semana y otros no van nunca. Pero ¿quién puede juzgar a alguien por eso? La hipocresía está instalada en muchos ámbitos de nuestras vidas, pero no seré yo quién hablando del dolor, diga quién es hipócrita y quién no. Es demasiado personal. Igual que existe el día mundial de los bosques o la nochebuena, hay una fecha para recordar a los que murieron y cada uno la celebra como quiere.
    Un abrazo.

    Gala: Estoy de acuerdo contigo. Alfin y al cabo es lo mismo.
    Un abrazo.

    Gracias por tu visita y tu comentario Guille. Eres muy amable.

    Ely: Gracias. También tu blog me ha gustado mucho.

    Edulcorante: Si algún día las publicas, me encantará ver esas fotos. Me ha gustado la canción. Sinatra era un tipo estupendo.

    Elysa: Gracias por tu generosidad Elysa.
    Un abrazo.

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  9. Quizas en realidad los muertos somos nosotros con nuestras rutinas, nuestras penas. Quizas al otro lado de la tumba se encuentre por fín la verdadera libertad.

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  10. fotré que casualidad yo también he escrito un texto sobre el cementerio, es lo que tiene ir a visitar a familiares, que te viene la inspiración, pero bueno, aparte de esto, quería decirte que es muy bonito, me encantan los textos así que hablen de la forma en la que recordarmos a alguien etc.

    Y como siempre: ''Van a cerrar. Una mujer muy joven, sentada en un banco, llora en silencio o las gotas de lluvia resbalan por sus mejillas. Da lo mismo. Ahora empieza todo. La vida se renueva y el ciclo se completa. Y será así, mientras recordemos.''
    Perfecto.

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  11. Anónimo: Tienes mucha razón en eso. Como dijo Borges: "La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene".
    Un saludo.

    Marlene: No es casual. Estos días uno se plantea el sentido de la vida. Yo me lo planteo normalmente, soy así, siempre pensando en estas cosas, pero estos días quizás más aún.
    He leído tu post y me ha gustado mucho.
    Un abrazo.

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