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lunes, 1 de octubre de 2012

ANÉCDOTAS SOBRE LECTURAS

En el año 2006, el representante municipal de Neza, una barriada de Ciudad de México con más de dos millones de habitantes, decidió que para hacer de los miembros de su cuerpo policial mejores personas debían adquirir el hábito de la lectura. Como si fuesen estudiantes les proporcionó una lista de libros de lectura obligatoria entre los que se encontraban: El Quijote, la bella y simbólica novela de Juan Rulfo Pedro Páramo, el laberinto de la soledad de Octavio Paz, El principito, Cien años de soledad y otras obras de Carlos Fuentes, Ágatha Christie y Edgar Allan Poe. Creía el jefe de policía que así sus agentes adquirirían un mejor vocabulario, accederían a nuevas experiencias a través de la lectura y finalmente obtendrían un beneficio ético, pues arriesgar tu vida para salvar las vidas y las propiedades de otras personas requiere unas convicciones profundas. Esperaba el representante que el contacto con la literatura hiciese que sus agentes estuviesen más comprometidos con los valores que habían jurado defender.
Es una idea tan romántica que lamentablemente me parece inmersa en el anacronismo, pero contiene una lógica obvia: No basta con poner la mano sobre un libro para jurar que cumplirás con tu obligación si nunca has abierto uno para que te enriquezca.
Durante el siglo XIX los trabajadores de una fábrica de tabaco en Cuba decidieron pagar entre todos el sueldo de un compañero para liberarlo del trabajo de liar puros habanos y que así pudiera leerles durante su rutinaria jornada laboral. Les leía periódicos y libros y sus compañeros, que en su mayoría eran analfabetos, se descubrieron entusiastas lectores "de oidas". Las obras de Alejandro Dumas se contaban entre sus favoritas de tal manera que los trabajadores, entusiasmados tras escuchar las aventuras de El conde de Montecristo, le escribieron una carta al autor pidiéndole permiso para dar su nombre a un cigarro puro. Desde entonces la marca de habanos "Montecristo" luce su nombre en honor de aquellas lecturas y se ha convertido en uno de los habanos más conocidos y caros del mundo.
Cuando Umberto Eco escribió El nombre de la rosa, decidió que el bibliotecario de la abadía en la cual transcurre la acción de la novela sería un trasunto de Jorge Luis Borges, uno de sus autores favoritos. Así nació Jorge del Burgo, un bibliotecario intransigente, ciego y amante de los libros que sin embargo se negaba a aceptar que su idolatrado Aristóteles hubiese escrito un tratado sobre la comedia, y mezclando intransigencia y ardor religioso estaba dispuesto a asesinar a quien intentase saber demasiado sobre su existencia.
No nos ha llegado el citado tratado, si es que realmente Aristóteles lo escribió, pero en mi biblioteca, como una nueva vuelta de tuerca al guiño de Umberto Eco, El nombre de la rosa descansa lomo con lomo con la Poética de Aristóteles. Y me parece algo tan natural que siento que no podría ser de otra manera.

No suelo hablar de mis lecturas y tenía ganas de hacerlo de un modo diferente, contando alguna pequeña historia que implicara a algunos de mis autores favoritos. He contado tres. Tres pequeñas anécdotas que ilustran lo enriquecedor, lo divertido, lo bello, lo emocionante, lo conveniente, lo imprescindible que resulta coger de vez en cuando un libro entre tus manos y sumergirte en la aventura de leer.

25 comentarios:

  1. Interesante recorrido. Conocía las anécdotas de los liadores de tabaco y la de Eco, pero no la primera. Ese representante municipal debía ser o un romántico apasionado de los libros o un loco apasionado de los libros para estar tan convencido de que la lectura cambiaría a sus policías. No me parece tan extraño lo de tener a Aristóteles junto a 'El nombre de la rosa'. Yo tengo juntos, en la misma estantería y mezclados, los libros de Vázquez-Montalbán, Terenci Moix y Maruja Torres. Eran tan amigos que me parece lo lógico. Y los de Javier Marías están al lado de los de Joseph Conrad, uno de sus escritores favoritos. Me ha encantado conocer un poco más tus lecturas.

    Un beso

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    1. Dorothy: En todo caso ese apasionado de los libros tenía razones importantes para inculcar en sus subordinados el gusto por la lectura, aunque no sé cómo acabaría la experiencia. En cuanto al orden de tu biblioteca, me parece natural cómo has colocado esos libros. Podría escribirse un tratado sobre los lectores y sus bibliotecas y el orden en que deciden colocar sus libros. Todos válidos.
      Ya sabía que tenías juntos esos libros, había leído cómo lo mencionabas en los comentarios de tu blog, pero en todo caso estoy muy de acuerdo. Las complicidades mandan.

      Un beso.

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  2. M..." Anècdotas sobre lecturas "

    Son todos interesantes los libros para mi, no hago distinciòn con ninguno de los que tengo,los amo, soy una amante de los libros, libro que encuentro lo atrapo para mi biblioteca, asì no tenga tiempo en leerlo, aunque sea leo un chiquitìn a cada uno, para que no se pongan celosos entre ellos jajj.
    Los hay que atrapa su contenido que no se pueden dejar de leer por completo.
    He rescatado libros tirados en basureros, me parte el alma ver ese abandono.
    Gracias por compartir tu relato.

    ¡¡¡ muy interesante !!!

    un beso

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    1. Doris Dolly: Entonces eras una apasionada de los libros, como yo. Con los libros de pueden establecer tantos tipos de relaciones como con las personas, en todo caso, por lo que dices me doy cuenta de que tú tienes con ellos una relación de amor profundo muy especial.

      Muchas gracias y un beso.

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  3. Gracias por compartir esta fantástica historia mexicana y las otras. Lo del trabajo de leer en voz alta a otros siempre ha sido mi trabajo soñado, jajaja.
    Saludos

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    1. Claudia Hernández: Gracias a tí por tu amabilidad. No me extraña que ese sea tu trabajo soñado, también es el mío. Pasarte el día leyendo y que encima te paguen por ello... ¿Quién no ha tenido esa fantasía alguna vez? jajaja.

      Saludos y ¡Que viva México!

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  4. No conocía ninguna de ellas. En cierto modo, tu idea principal, me ha recordado algo que acude en forma de pensamientos fugaces varias veces al día: la necesidad de disfrutar, por completo, de todo lo que la lectura de "mis libros", me proporciona... me proporcionaba. Desde el momento en el que entro en una librería, a poder ser, antes, de segunda mano, y siento cómo los latidos de mi corazón se van acelerando (antes incluso, desde el momento en que me dirijo donde esté, sabiendo que mi parada será ésa). El trasiego por las estanterías, contemplándolo todo, imaginando más, posando, levemente, mis dedos sobre algún lomo, tocando con sutileza sus páginas, aspirando su aroma. Decidiendo cuál,queriendo siempre, más de los que puedo...En fin, todo lo que un libro, me proporciona: soñar, imaginar, viajar a lugares que puede que nunca pise, incluso a lugares soñados que no existen, otras vidas, empatizar... Vivir otras vidas, en una sóla... Algo que espero recuperar en algún momento...

    Gracias.

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    1. brisa: Qué puedo decir... Una librería es un lugar perfecto para pasar la tarde, para perderse y para dejarse llevar por todas esas sensaciones. Las librerías, las buenas librerías, son lugares donde siempre vuelvo, por mucho tiempo que pase y fantaseo con lo que me compraría si me tocase la lotería, porque esa sería una de mis primeras paradas. Por suerte también existen las bibliotecas, aunque a mí me temen, cuando me ven llegar con mi bolsa ;)

      Espero que recuperes pronto el placer de la lectura, señal sin duda de que habrás recuperado también muchas cosas importantes.

      De nada, gracias a tí.

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    2. Nunca he podido concentrarme en una biblioteca...

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    3. Por eso yo nunca leo en ellas, sólo me traigo cosas en préstamo.

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    4. ¡Aaaaah, menos mal, jajaja, siempre me siento un bicho raro cuando lo digo...!

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  5. Acertado y maravilloso.
    Deberías escribir un libro, seguro que lo harías bien

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  6. me encantó la hisotria de los puros habanos, la desconocía.

    sobre los miembros de la poli... eso me recuerda a un anuncio que había hasta hace poco tiempo en la tele, uno que decía, si tú lees, tus hijos leen... y sí, puede que en algunos casos esta premisa se cumpla pero no en mi caso desde luego... vivo rodeada de libros y a mí hija (21 años) no se le pega nada y mira que lo he intentado y lo intento...

    biquiños,

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    1. Algún día hablaré sobre la psión de mi hijo por la lectura. Creo que el hábito de la lectura debe inculcarse en los niños lo antes posible, haciendo que vean lo interesante que puede llegar a ser y respetando sus gustos. A veces no funciona, porque ellos tienen su propia personalidad pero en todo caso no hay que desesperarse, el proceso se siembra y nunca se sabe cuando brotará.

      Un beso.

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    2. Parece ser que leemos lo mismo...me gusta esta sensación de compartir lecturas hechas.
      Tu manera de redactar me parece buenísima, leo sobre libros, anécdotas y miles de recuerdos viajan por mi mente...gracias.

      Te gustaría "Crónicas marcianas! de Ray BRADBURY...

      Un abrazo.

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    3. Remei: Muchas gracias por tu generosidad. Cuando descubres que alguien lee los mismos libros que tú se establece una especie de lazo de complicidad invisible. Al menos a mí me pasa.

      He leído Crónicas marcianas y sí, me gustó mucho, aunque mi libro favorito de Bradbury es Fahrenheit 451.

      Un abrazo.

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  7. Me encantaban los libros pero odiaba leerlos,siempre eran lecturas impuestas, por el cole, el instituto... hasta que un día entré en una librería y compré el libro que YO quise leer. Hoy sigo comprando y leyendo, prestados y leyendo, regalados y leyendo.. siempre leyendo.
    Un placer encontrar tu blog y tus letras, me gustan y las leo.
    Saludos desde Tenerife y te dejo enlace para cuando gustes.
    http://gofioconmiel.blogspot.com.es/

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    1. Gloria: Todos hemos pasado por eso, pero a mi me ocurre que muchos libros de los que leí obligatoriamente y sin demasiado interés, con el paso del tiempo los he ido valorando más y ahora hay algunos que me parecen (como a mis profesores por entonces) imprescindibles.

      Muchas gracias por tu visita y tu comentario, ya te visito de vez en cuando y soy seguidor tuyo desde hace bastante tiempo. Búscame, ya lo verás ;)

      Un saludo.

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    1. Ladurie: Estoy de acuerdo y añado además que quien lee adquiere la posibilidad de vivir muchas vidas a través de la lectura. Y todas interesantes.

      Un saludo.

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  9. La lectura me salvó la vida y lo digo de manera literal, o sea que puedes imaginar mi amor por los libros. Ahora no compro, por cuestiones económicas, y como te pasa a ti, en la biblioteca tiemblan cuando me ven llegar. Conocía anécdotas que has contado. y tengo además la fortuna de que a mi hija le gusta leer, claro que era apenas una recién nacida y ya le leía historias, uno de los que más le gustaban de niña era Ceniciento, mucho tiempo después se enteró que existía y era más conocida La Cenicienta, jajaja.

    Besitos

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    1. Elysa: Me has dejado intrigado. No sé si pensar que un libro en el bolsillo interior de tu chaqueta paró la bala que iba dirigida para tí. No sé... de cualquier forma, te creo. La lectura puede salvarnos la vida de muchas maneras, algunas de ellas inconfesables.
      Mi hijo es un gran lector. Tanto que va a llevarme a la ruina, así que te entiendo.

      Un beso.

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  10. Me han encantado las tres historias, especialmente la de los policías, quizá sea una idea un poco romántica e idealista, pero sí, a través de la lectura podemos ser mejores porque nuestro mundo se abre mucho más. Un abrazo

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    1. Carol: Son historias relativamente conocidas. A mí me conmueve especialmente la de los obreros cubanos. No sé, me los imagino escuchando emocionados y me parece una escena anacrónica pero también maravillosa.

      Un abrazo.
      Excelente tu blog.

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