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martes, 13 de noviembre de 2012

FOTOS DE BODA

Una vez estuve casado. Hace mucho tiempo.
 Me casé muy joven, con veintidos años y recuerdo el día de la boda  con una mezcla de melancolía y de incomodidad. La melancolía viene motivada por el recuerdo de algo que yo percibía como la felicidad absoluta y que finalmente no lo fue, aunque tengo que decir que estuve felizmente casado durante muchos años y que de aquel amor he recibido un hijo (y ruego disculpas por el tópico: pero es lo más importante de mi vida) y después ha quedado un cariño sincero y una amistad duradera y leal. De la incomodidad tiene la culpa el fotógrafo.
Recuerdo la sesión de fotos como una auténtica tortura. El fotógrafo nos llevó a su estudio y nos fotografió a placer delante de fondos color pastel, paisajes campestres de primavera y elementos decorativos diversos, como butacones rococó y finalmente, un piano falso. Yo estaba incomodísimo; todo me parecía muy forzado y para el fotógrafo la sesión transcurrió de manera maquinal, con poses y actitudes repetidas mil veces y carentes por completo de espontaneidad.
La familia de mi novia había organizado la boda porque yo vivía lejos del lugar donde se celebró, así que, en cierto modo, me creí en la obligación de aceptar aquello a pesar de que lo pasé muy mal. Lo peor vino al final, con el piano de marras que el fotógrafo se empeñó en que tocara y cuyas teclas estaban solamente pintadas sobre una tabla. Yo por aquella época practicaba al piano, con mucho interés pero sin demasiada habilidad, de modo que cuando al final de aquella sesión de fotos horrenda , el fotógrafo insistía e insistía en que pusiera pose de pianista, tuve que hacer un verdadero esfuerzo por contenerme y no montarle un número al fotógrafo y a la familia de la novia.
 También me incomoda eso: el pensar que tendría que haberme negado y no lo hice. La felicidad no puede falsearse. Yo fuí feliz aquel día, pero en las fotos no lo aparento y la verdad es que no he vuelto a verlas.
Hace unas semanas, mientras paseaba por la playa antes de la puesta de sol, me crucé con unos novios a los que una amiga hacía fotos con una cámara sencilla. Los felicité y desde lejos, para no incomodarlos, los fotografié yo también.
 Qué diferencia. Como he dicho antes, la felicidad no puede falsearse. Es un alivio saber reconocerla cuando la tienes delante.

20 comentarios:

  1. No he estado casada, pero planeé los primeros compases de una boda que, por suerte, no se celebró. Entiendo que te sintieras extraño en algo en lo que no habías decidido casi nada. Y entiendo que no puedas ver esas fotos. Yo no puedo ver fotos ni leer cartas de las relaciones en las que más segura estaba de que iban a ir bien. No sé si es porque me recuerdan lo tonta que era o porque, en el fondo, desearía volver a ser así de tonta y sé que es algo imposible porque hace tiempo tomé el camino del cinismo, y no tiene vuelta atrás. En el fondo, envidio a esos novios que se hacen fotos con una camarita en la playa. Espero que les vaya bien. De verdad.

    un beso

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    1. Dorothy: Yo también espero que les vaya bien. Es curioso, porque cada vez se casa menos gente, las cosas evolucionan ante nuestros ojos. Ahora es impensable casarse con 22 años.

      Te entiendo muy bien, pero no me gusta el cinismo. El que no tiene vuelta atrás, me refiero. Ojalá hubiese un resquicio por donde volver al pasado en cuanto a eso.

      Un beso.

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    2. M., si me entiendes entonces sabrás que el cinismo se esfuma cuando tienes la suerte de volver a ilusionarte con alguien. Pero eso cada vez es más difícil.

      Otro beso

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    3. Dorothy: Tienes toda la razón, pero el sol sale cada día y tú sabes que cada día ocurren historias increíbles.

      Otro beso más.

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  2. Lo malo es que en ocasiones no reconocemos a la felicidad en el instante en que acaece, sino después, "a posteriori". En cualquier caso, me da a mí que la felicidad se esfuma nada más nombrarla, qué sé yo. Quizá es ignorante de sí misma, quizá.
    A falta de felicidad, o plenitud absoluta, podemos conformarnos con la serenidad, la armonía, la paz y todos esos sucedáneos maravillosos que nos hacen sentirnos bien.
    Un abrazo, M.

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    1. Isabel Martínez Barquero: Heleído por ahí que somos desgraciados porque no sabemos que somos felices, y es así. La felicidad raramente se reconoce cuando se posee. No estoy seguro siquiera de que pueda poseerse; más bien son retazos, momentos mágicos inaprensibles que se escurren como la arena entre los dedos.
      Estoy de acuerdo contigo en que hay que conformarse con la serenidad, la armonía, la plenitud... no son poca cosa, desde luego, es una suerte inmensa sentirse así.

      Un abrazo, Isabel.

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  3. Un texto precioso, de verdad... no sé si es o no real, no importa, pero me parece sincero. Creo que estás diciendo justo lo que quieres decir.

    biquiños,

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    1. Aldabra: No me he inventado ni una coma. He de decir que creo que no he sabido transmitir bien lo que quería, en este caso concreto. Pero sincero sí he sido, procuro serlo siempre aunque a veces mis textos no sean contratos. Qué es real y qué no lo es...

      Un beso.

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  4. Veintidós años son muy pocos. Quizá fuera vuestra juventud lo que envalentonara a la familia de la novia, para decidir y hacer lo que le vino en gana.
    Pero... tal vez sea esta una historia de ficción, contada como ensayo o juego. Sea lo que sea, de tan buena y sana que parece real y sincera

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    1. Pau: Es culpa mía haber transmitido una especie de enfado hacia la familia de la novia, cuando en realidad, sólo puedo tener hacia ellos los mejores recuerdos. Supongo que es acordarme de esa sesión de fotos y encenderme. El fotógrafo me pareció un impresentable, eso sí. Supongo que hacía su trabajo pero todos sabemos que se puede trabajar de muchas maneras, ¿verdad?.

      No hay ficción que valga. Es uno de esos textos en los que no se ha colado ni una coma inventada.

      Un abrazo.

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  5. Lo importante es que a pesar de todo ello, eras feliz, al menos en ese momento, y has podido, con la ayuda de la otra parte, conservar algo que muy pocos logran "cariño sincero y amistad duradera y real" y tienes la mejor recompensa: tu hijo.

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    1. brisa: Fue un día feliz, sí. No suelo pensar en ello, la verdad, pero viendo a esos novios en la playa, me acordé de esto.
      tengo mucha suerte, ya lo sé. Pero la mayor parte del mérito no es mío.

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  6. Está claro que la naturalidad forma parte del camino para ser feliz. Probablemente ese fotógrafo pase horas y horas haciendo lo mismo, en el caso de que siga dedicándose a eso, sin ningún tipo de interés, como suele pasar con la rutina.
    Lo importante es que ese día estuvieras con una de las personas más especiales y que supongo, más querrás en tu vida. Recuerdos, lo mejor que tenemos. :)

    Un abrazo enorme!

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    1. Elena Chan: Sí, los recuerdos son muy importantes, aunque no es bueno alimentarse de ellos.

      Lo pasé mal con el fotógrafo... pero ya lo tengo superado jajaja. Creo que el texto me ha quedado un poco dramático. Hoy he sido más torpe de lo habitual.

      Otro abrazo grande para tí.

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  7. A colación de los comentarios que he leído, me viene a la mente esta frase, que no tengo a quién pertenece (y me fastidia; he visto que parece ser atribuída al padre de la princesa de Asturias, pero no sé...):
    "La felicidad se reconoce por el ruido que hace cuando se va".

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    1. brisa: Esa frase es muy lúcida. La lástima es que haya que esperar a que se vaya para reconocerla.

      Un beso.

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  8. M, qué pesadilla de sesión de fotos. Al fotógrafo de mi boda le hizo gracia fotgrafiar a una novia poco típica, y no nos dio la lata. Fotos naturales de la ceremonía y de la "merendola" de después.

    Yo me casé en el 75, acababa de cumplir 21 años. Y como soy poco dada a las tradiciones, me vestí con un vestido de mercadillo color rosa palo, largo y pegado a mi cuerpecillo de niña, realzado con una sandalías granates de plataforma, un foulard, y en la cabeza, por todo tocado el pelo peinado a lo afro, como los peluchos esos del anuncio del teléfono.

    Eso sí, me sentía un poco melancólica y desconcertada. Siempre me siento así en los ritos.

    Y me casé por la iglesia, aunque sin misa una ceremonia sencilla en la capilla de la Sagrada Familia, fue la concesión que hice a la familia del novio.

    Entre la Sagrada Familia y el juzgado no tenía que pensar mucho, me pierde la estética.

    Me separé con 32 años y dos hijos de 8. mantengo una buena relación con mi ex.

    Hace ya 24 años que estoy con mi nuevo amor.

    Ya sabes, M, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento depende de cada uno de nosotros.

    Siempre elijo ser feliz, así, alguna vez me toca.

    Ando a medio gas con la blogosfera, pero iré viniendo a ratitos.

    Un beso,

    La foto es una delicia, parecen felices y despreocupados, como debe ser.

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  9. Tesa Medina: Cada boda, como proyecto personal, es una aventura. Eras una novia un pco sui generis jajaja. Seguro que estabas guapísima con esa indumentaria tan personal.
    Una boda en la sagrada familia debe ser un recuerdo muy especial. Quizás no tanto por la ceremonia en sí, sino por el entorno tan fantástico. Un recuerdo imborrable, seguro.

    Elegir ser feliz es lo más inteligente. Parece una obviedad, pero no siempre lo es.

    Te deseo que seas feliz en tu nueva etapa y me agradará recibirte cuando quieras.

    un beso.

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  10. Por si no lo sabes me casé en Octubre, lo anuncié en el blog con una entrada llamada "Una de boda", después de treinta años de "noviazgo" jajaja, es que casarse es algo muy serio y más si lo manda Hacienda. Creo que tengo tres fotos que hizo nuestra hija y encima las subió a Facebook ¡horror! por tanto no tengo esa experiencia de fotos en una boda. Pero si recuerdo una a la que asistí y en la cual el fotografo no hacía más que pedirle posturas inverosímiles a los novios, hubo un momento que estuve tentada de quitarle la cámara y darle con ella en la cabeza y te aseguro que no soy nada violenta, pero es que estaba líando una ceremonia que sin su presencia hubiera ido genial. Al leer tu entrada me he acordado de la cara de los novios y me ha sido fácil imaginarmelo.

    Besitos

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  11. Que irónico acabo de borrar todo, pero luego me he arrepentido al leer el párrafo de abajo en el que no invitas a escribir.
    Sabes lo que pienso, al escribirlo pensarías que deberías haber dicho que no a lo de tocar el piano, sería una forma de demostrar al mundo que es un momento importante de tu vida y que quieres vivir lo al máximo con la persona a la que quieres. Pero estoy muy segura que cada momento feliz con esa persona supera por mucho todos los que te hubiese gustado cambiar.
    Pero piensa que en ese momento actuaste como lo hiciste por amor hacia la otra persona, ese amor fue más fuerte que tus pensamientos porque sabías que por esa persona merecía la pena. No sé al fin y al cabo lo mejor es no darle demasiadas vueltas a las cosas.
    Te casaste, no salió como esperabas, pero tuviste la fuerza suficiente para intentarlo, para luchar por amor, una de las cosas más importante que tenemos.
    Igual una forma de poder ver la fotos y no sentir eso sería pensar en que un día fuiste feliz con esa persona y que siempre será alguien importante para ti.

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