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sábado, 3 de noviembre de 2012

TRENES

(foto extraída de la red)
Me gustan los trenes. Me han gustado siempre, desde que era niño. A mí los trenes siempre me llevaban hacia el sur. Y el sur es siempre un buen destino.
 Recuerdo que entraba en el vagón restaurante y aquello me parecía el colmo de la sofisticación. Pensaba que cuando fuese mayor, comería siempre en los vagones restaurante y después, me tomaría un café y me fumaría un puro viendo pasar el mundo a través de la ventanilla. Con los años, no me he aficionado mucho al café y nunca he sido fumador, pero da lo mismo. Si aún existiesen aquellos vagones restaurante,donde fumaba todo el mundo, no me importaría fumar de vez en cuando, de viaje en viaje.
 Una vez, hace muchos años, hice un viaje muy accidentado; el tren llegó con doce horas de retraso. Otra vez me despedía de mi novia en la estación y para que durara más la despedida, me monté en el último vagón pensando en recorrer después los pasillos hasta mi asiento. Pero el último vagón no se comunicaba con los demás y tuve que hacer trescientos kilómetros sin parar sentado sobre una saca de correos hasta que pude bajar y ocupar mi sitio.
 A veces me montaba en el tren sin conocer a nadie y cuando me bajaba, conocía todos los detalles de la vida de mis compañeros de viaje. Y me había puesto morado de embutidos.
  Me gustan los trenes y en especial los trenes nocturnos, los de largo recorrido. Esos en los que el revisor te despertaba dando unos golpecitos en el cristal del compartimento cuando faltaba poco para llegar a tu estación de destino.
 Cuando era niño, jugaba con mis hermanos a escribir mensajes en papelitos y después tirarlos por la ventanilla con el tren en marcha. Como los mensajes en una botella que se tiran desde los barcos. Contábamos cosas sobre nosotros y poníamos nuestra dirección para que quien los encontrase nos escribiese. Por eso mi hermano tuvo por correo una novia de Albacete.

22 comentarios:

  1. Muy entrañables recuerdos!. Te cuento que mi experiencia con trenes se reduce a mis años de infancia y quizás pre-adolescencia, cuando en verano viajábamos en familia hacia el mar -también hacia el sur- y disfrutaba como vos de aquello que me parecía "super lujo".
    Después, en los años 90, por aquí nos liquidaron los trenes -casi todos- con el cuento neoliberal de turno y fue así que hoy, las nuevas generaciones argentinas ni conocen lo que es viajar de ese modo (salvo en BS As que se hace a diario y en condiciones desastrosas!)
    Me gustó esa imagen en movimiento de las manos arrojando papelitos por la ventana del tren!
    =)

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    1. Neogéminis: Aquí los trenes también han cambiado mucho y aquellos trenes de largo recorrido se han hecho mucho más impersonales. Es el signo de los tiempos. La tendencia es ir implantando los trenes de alta velocidad que en cuatro o seis horas realizan el recorrido que antes duraba catorce o quince. Es más rápido, pero yo hecho de menos los tiempos en que no teníamos tanta prisa.

      La imagen la tomé de internet y desconozco quién es el autor, pero es bonita, sí.

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  2. En los trenes, por lo menos antes, ocurrían cosas fascinantes. Me encantaba viajar en tren y cuanto más largo el viaje mejor, era como vivir durante una temporada en un vagón, tantas eran las horas que pasaba allí. Me has traído muchos recuerdos y todos muy especiales.

    Besitos

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    1. Elysa: Sí, tienes razón. Ahora creo que ya no existen aquellos compartimentos de literas donde podías compartir el viaje con tres o cuatro personas. Sin duda ahora es más rentable y quizás la sociedad haya cambiado hasta el punto de preferir un asiento con conexión para auriculares y así pasar el viaje anestesiado escuchando música o viendo una película. Se ha perdido casi todo lo que me gustaba.

      Un beso.

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  3. Me siguen gustando los trenes y las estaciones antiguas que huelen a viaje y a aventura, como las que imaginabas de niño,M, como las que imaginábamos.

    Un relato muy evocador, M. Aunque los trenes nocturnos sean muy románticos, qué cómodo es el AVE.

    Esas fotos con movimiento son muy efectivas,M, pero también pierden su magia cuanddo descubrimos que el movimiento no avanza sino que se repite.

    Un beso,

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    1. Tesa Medina: Las estaciones son una metáfora perfecta de los principios y los finales. A mí también me gustan.

      Nunca he viajado en AVE, he viajado mucho en tren, hasta hace muy poco. Ahora utilizo el cercanías habitualmente, pero para los recorridos largos suelo utilizar el avión. Puestos a sentarte en un asiento normal, al menos que pase pronto.

      Ya sé que el movimiento se repite. Todo se repite, nos guste o no, pero la imagen me gustó cuando la ví por ahí y buscaba una oportunidad para aprovecharla.

      Un beso.

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  4. Que historia más bonita. Sí, los trenes tienen algo especial, a mi también me encantan. También son muy románticas las estaciones de tren, que diferencia con la frialdad de los aeropuertos ¿verdad? creo que estamos muy influenciados por las viejas películas románticas donde los amantes se besaban en la estación y sus dedos se separaban muy despacio a través de las ventanillas. Luego era simplemente ver la vida pasar por los cristales... ¿cuajó ese amor entre tu hermano con esa chica de Albacete? jaja espero que si Un abrazo, y muy buena entrada.

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    1. Ángela: Sí, los aeropuertos son muy diferentes. Para empezar son demasiado impersonales y demasiado modernos.

      Ls películas nos han influenciado para todo. De hecho mi hijo hasta no hace mucho, siempre que íbamos a la estación para viajar, buscaba secretamente el andén 9 y 3/4 jajaja.

      Ese amor no cuajó. Ni siquiera llegaron a conocerse. Éramos unos niños.

      Un abrazo y gracias, Ángela.

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  5. Los trenes para mí, de niña, eran mágicos, como los unicornios, aquí no había (no hay) y era algo que sólo existía en las películas, las series y en los dibujos de Willy Fogg. La primera vez que me monté en uno, en un viaje a la Península, estaba muy emocionada. Esas sensaciones y reflexiones que a ti te evocan los trenes a mí me las evocan los barcos. Recuerdo las largas jornadas en el barco, corriendo por la cubierta y alegrándome cuando había temporal porque se movía y era divertido. Recuerdo el momento en que todo el mundo sacaba los tuppers y los bocadillos y compartíamos lo que teníamos con los demás viajeros, con los que hablábamos, jugábamos a las cartas y vivíamos en silencio, aferrados a la barandilla, los últimos minutos de viaje, cuando ya se veía el puerto. Los trenes me recuerdan los primeros años de carrera, cuando yo vivía en Barcelona y mi novio de entonces, en Valencia. Los encuentros y despedidas no tenían nada que ver con las que vives en los aeropuertos y, aunque los trenes ya no eran aquellos maravillosos de los que hablas, las horas de viaje te daban tiempo a asimilar el deseo de llegar y la tristeza de marcharte.

    Qué tierna historia la de tu hermano, aunque no cuajara, y qué bonitas las imágenes que se repiten una y otra vez, como un círculo perfecto. Me gusta eso que dices de que el sur era siempre un buen destino y lo de que tirabais papeles como si de botellas de náufragos se trataran. Preciosa entrada la de hoy, M.

    Un beso
    Y dile a Álex que el andén 9 y 3/4 existe de verdad en la estación de King's Cross.

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    1. Dorothy: Se me hace raro pensar en un lugar donde no haya trenes, aunque supongo que queda compensado por los faros, que son quizás más mágicos todavía.
      Tengo muchas historias de trenes. Mis recuerdos de la infancia están llenos de ellos. Los viajes en tren eran alegres siempre y hasta hace relativamente poco, nos desplazábamos mi hijo y yo en tren a Cádiz cada verano. Para él también era especial dormir en una cama en el tren, leer a la luz de la lamparita de cortesía y descubrir al despertarse que estábamos muy cerca del destino.
      No he viajado mucho en barco, aunque sí que he tenido un par de experiencias sobre las que quizás divague aquí algún día.

      Un beso.
      Àlex es un experto en todo lo que tiene que ver con Harry Potter, así que me apuesto una ostra a que ya lo sabe.

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  6. Vaya historia, vaya recuerdos!! Me ha gustado mucho y también me ha sorprendido...¿Sabes que hay gente que odia el tren y las estaciones porque les entristecen? Viva la diferencia, viva la distinción!
    Besos,

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    1. Pat.mm: Entiendo que haya gente que se entristezca porque las estaciones y los trenes tienen algo de melancólico. Sobre todo las estaciones son una metáfora perfecta de las despedidas. Y las despedidas suelen ser tristes.

      Me alegro de que te haya gustado.
      Un beso, Pat.

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    1. Claudia Hernández: Gracias Claudia. Me alegro de que te guste.

      Un saludo.

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  8. Es precioso ♥
    Te sigo y te invito a que te pases x mi blog.
    Saludos.

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  9. Dolo: Me alegro de que te guste. Será un placer visitarte.

    Un saludo.

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  10. ¡que bonita historia! yo no viajé mucho en tren pero todo lo referente a los trenes y a las estaciones me pareció siempre muy literario y que daba para mucho... la prueba tu entrada.

    biquiños,.

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    1. Aldabra: Es cierto; todo lo ferroviario ha alimentado desde siempre el cine y la literatura.
      Me alegro de que te haya gustado.

      un beso.

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  11. me gustó muchísimo. Un saludo grande desde Costa Rica

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    1. andntl: Muchas gracias por tu comentario y tu amabilidad. Otro saludo para ti desde España.

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