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sábado, 23 de febrero de 2013

NIEVE

Noche de invierno. Una de las más frías hasta ahora, con el termómetro de la farmacia iluminando con su luz roja el asfalto mojado y marcando grados bajo cero. Acabó la película, una de acción; la última de James Bond, porque hoy tengo en casa a mi preadolescente favorito y no es cuestión de intimidarlo aún con según qué cosas. Y ahora que ya duerme, arropado en su habitación, tras su ratito de lectura nocturna habitual, encuentro un rato para mí. Releo comentarios y los contesto, visito, la mayoría de las veces calladamente, los blogs que me gustan y también los de los que tienen la costumbre de dejarme comentarios, aunque suelen coincidir bastante, la verdad, y la mayoría de los blogs que leo son estupendos. Me relamo pensando en el libro que leeré antes de apagar la luz (hoy, las memorias de Harpo Marx), Miro de vez en cuando por el ventanal que tengo a mi lado, mientras escribo, vigilando por si la lluvia que cae despacio, se convierte en nieve. Y ocurre.
Veo caer los copos humildes y blancos a la luz de la farola, cada vez más grandes y dudo si despertar a mi hijo para que vea nevar. Finalmente pienso en qué es lo que él querría que hiciera. Qué es lo que querría yo, si fuera él. Y lo despierto. Mira Alex, está nevando, le digo, y él abre los ojos y se acerca somnoliento. Vemos caer la nieve en silencio. Para él no es habitual y observa complacido. Después pregunta: ¿Tú crees que cuajará? y le digo que creo que sí, que me parece que continuará nevando toda la noche y me pregunta si nos quedaremos incomunicados, como hace dos años. Puede ser, le contesto. Observa como los copos de nieve caen ahora maduros y grandes y sin volver la cara hacia mí, sonríe.

24 comentarios:

  1. Qué linda descripción EME, de esa noche fría y con nieve, en la compañia de tus blogs amigos y en la de tu hijo.
    Estuvo bueno que lo despertaras, para compartir juntos el efecto de la nevada. Compartir cosas pequeñas con los que se quiere, tiene un gran valor, aunque haya pocas palabras, las necesarias para sentir la cercanía del otro.
    Me encantó, sencillo y entrañable.
    Muchos saludos, desde una noche ventosa.

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    1. Mirella S: Compartir cosas con mi hijo, pequeñas o grandes, es algo que siempre intento. A la menor oportunidad. Me alegro de que te haya gustado.
      Abrígate, que el viento es traicionero.

      Un saludo.

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  2. Fíjate M, que yo recuerdo perfectamente la nevada de hace dos años, porque me pilló trabajando (curro en un hospital) y me quedé atrapada; tuve que trabajar dos turnos seguidos porque el relevo no podía subir, en fin nada:17 horas seguidas. Eso si, la nieve se ve espectacular en la montaña, es maravillosa. Pero, cielo, espero que esta no cuaje mucho, que ahora dentro de un rato salgo para el trabajo y hoy no tengo tantas ganas de trabajar...Un abrazo, que bonito lo que cuentas y cómo lo cuentas; un abrazo a ese preadolescente somnoliento.

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    1. Ángela: El preadolescente y yo hemos salido por la mañana a dar un paseo por la calle nevada y a hacer unas fotos. Alguna bola de nieve también ha caído jaja, pero no nos hemos quedado incomunicados. No has doblado turno.

      Abrazos recibidos y recíprocos.

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  3. Maravillo, M. Un relato real, auténtico, muy, muy emotivo e intimista y que puede parecer cotidiano, pero que encierra toda una filosofía de vida : "y dudo si despertar a mi hijo para que vea nevar. Finalmente pienso en qué es lo que él querría que hiciera. Qué es lo que querría yo, si fuera él."

    Y tu hijo sonríe. !Genial!

    Besos,

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    1. Pat.mm: Me alegro de que te haya gustado, Pat. Tu mercado de flores también me gustó.
      Me daba pena despertarlo, pero no me equivoqué.

      Un beso y muchas gracias.

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  4. Pues si M, ahora mismo también veo, a traves de la ventana, como se ha posado nieve en la copa de los arboles y de las plantas del jardin, y en este mismo instante sigue nevando. He visto revolotear los mirlos que estan alojados desde hace años por aquí y la vida sigue.
    Te mando saludos.

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    1. Anna Jorba Ricart: Yo también he visto pájaros, estoy muy pendiente de ellos, porque me gustan mucho. Los mirlos especialmente, con su pico amarillo. Hace años, en el parque de la ciudadela, ví un mirlo blanco, algo rarísimo.

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  5. qué hermosa e íntima postal confesional. Gracias.

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    1. Claudia Hernández: Gracias a ti, por leerla y dejarme estas líneas.

      Abrazos.

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  6. Cuánta serenidad desprende tu entrada. La lectura, la nieve, el amor paternal... Aquí no nieva y, si lo hiciera, creo que no podría despegarme de la ventana para gozar del espectáculo.
    Un abrazo, querido M., y mis deseos de que disfrutes de muchas noches como esta.

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    1. Isabel Martínez Barquero: Gracias Isabel. Aquí no nieva a menudo y cuando lo hace, es una gozada. Esta mañana, a las nueve, ya había niños jugando en el parque que hay frente a mi casa, con trineos y bolas de nieve.
      Otro abrazo para ti y ojalá que tú también tengas noches asomada a la ventana, mientras la noche se vuelve blanca.

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  7. Precioso M. De verdad. Casi he sentido el frío (y aquí no hace tanto) y esa luz de la farmacia y esos copos cayendo y esa sonrisa soñolienta de Álex. Te ha faltado hablar de la tuya al verlo sonreír. Seguro que también sonreíste.

    Un beso.

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    1. Dorothy: Por supuesto que sonreí, con el elemento sonrío cada dos por tres, sin nieve y con ella.
      Me alegro de que te guste.

      Un beso.

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  8. Son las grandes alegrías de las pequeñas cosas.

    Muy bonito M.

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    1. jaal: Y frecuentemente son las alegrías más importantes, sí.

      Gracias por todo.

      Un abrazo.

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  9. He tropezado contigo por azar, ha sido una gran sorpresa porque leyendo esto veo mucha similitud entre nosotros, yo también me relamo al pensar en la lectura que me espera, mirar por la ventana y ver llover, me llena, oir llover sobre la cama me relaja, y si tengo que despertar a mi primogénita adolescente para que no se pierda algo irrepetible, lo hago. Me encanta entrar en los blogs de mis amigos y saborear lo que han publicado, descubrir otros nuevos. Te sigo, ha sido un tropezón maravilloso!

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    1. Merche Valdés: El azar tiene estas cosas. Me alegro de que te guste, yo he estado echándole un vistazo a tus fotos y he visto tu blog, pero muy por encima, necesito un poco de tiempo para verlo bien.

      Un placer verte por aquí. Un saludo y muchas gracias.

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  10. De verdad que bonito.
    Ya antes de la nieve me estaba deleitando con ese momento que relatabas, con la casa en silencio, iluminada sólo en ese rincón donde leer un rato, sobre la cama, calentita, y mirando por la ventana ver cuajarse la lluvia y hacerse copo...
    Pero ya, el momento Alex... ufff, magia pura.
    Preciosa noche, sin duda, con un final más que especial.

    Besos mediterráneos.

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    1. Gala: Cada uno hace lo que puede, Gala. Yo no soy un poeta como tú, así que utilizo los pocos recursos que tengo para explicar las cosas. En fin, que muchas gracias y sí, una noche muy especial... ya me gustan las noches de lluvia, así que imagínate.

      Un beso.

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  11. Para quienes no tenemos la posibilidad de ver nevar donde vivimos, el hecho de imaginarlo es ya en sí es especial y predispone a esa grata sensación de estar arropados mientras afuera el frío se hace omnipresente.
    Ha sido lindo compartir tus sensaciones, mientras por aquí, la pesadez del calor post lluvia de verano se hace sentir...junto con el rebrote de mosquitos!
    Un abrazo

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  12. Mi hijo (también Alex) ya más que adolescente, también manifiesta esa cercanía, como de alguien viendo nevar. Disfrútalo. Un abrazo

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  13. aquí hace mucho frío pero no nieva, sólo en contadas ocasiones nieva a nivel del mar y cuaja...
    aquí, a dos pasos del mar, te leo, te imagino con tu hijo, mirando por la ventana... en silencio... ese silencio que a veces une tanto, que tantas cosas quiere decir.

    lo cuentas bonito... es bonito... tierno... reconfortante, a pesar del frío que se adivina, fuera, ahí, en la nieve.

    ojalá que esa conexión os dure toda la vida.

    es importante para ser feliz.

    biquiños,

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  14. Es bonito compartir los momentos que consideramos hermosos, aunque se rompan rutinas de sueño, me alegra que decidieses despertarlo, seguro que lo agradece y lo recuerda siempre.

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