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lunes, 29 de diciembre de 2014

EL BELÉN VIVIENTE, UN LUGAR A DONDE REGRESAR


Cada año, donde vivo, montan un Belén. Un belén viviente, con sus cuatro romanos, con su huerto, sus animales de granja, sus panaderas amasando pan con los nietos, sus carpinteros cepillando maderas y su pescador de charca sosteniendo una caña sobre el agua al hilo de la cual han amarrado un salmonete. Y el portal, claro. Con San José y la virgen María, sentados ante un niño Jesús de escayola. Cada año es lo mismo y cada año, cada cosa está en el mismo sitio. La gallina y el pato, en la misma jaula, al lado de la salida y el canario verde de plástico, colgando de una jaulita más pequeña, en una rama. El mayor espacio lo ocupa el fuego, sobre el que humea un caldero grande que no se sabe qué contiene, pero que es la excusa perfecta para que de tanto en tanto, los organizadores, disfrazados de pastores y de judíos de la época, se reunan a cantar villancicos al son de una guitarra. Como todos pertenecen a la "Casa de Andalucía", los villancicos tienen un deje flamenco, con palmas inequívocamente del sur. Luego, a la salida del pequeño circuito, unas pastoras instaladas junto a una gran mesa plegable, te dan un vasito de vino dulce y un polvorón.
Ayer fuimos a ver el belén de este año. Intercambiable con el del año pasado y con el del otro. Y al principio me sonreía por dentro, pensando que no tenía mucho sentido hacer cada año lo mismo, en el mismo sitio, con las mismas cosas y de la misma manera. Con María y José dejando solo el pesebre y yéndose a cantar con los demás en cuanto oyen rasgar las cuerdas de la guitarra (y a veces llevándose al niño Jesús con ellos), pero unos pasos después, alumbrado por las farolas, de regreso a casa, me di cuenta de que tiene todo el sentido. Tiene que ser exactamente así y ese es precisamente su encanto. Ahora que todo cambia de un día para otro, que no sé en qué país viviré dentro de un año ni si se irá acabando la crisis o la enlazaremos con la siguiente, si tendré trabajo que me dé para pagar la hipoteca,ahora sé que hay un lugar inalterable, sólo unos días, es cierto, pero siempre igual en la memoria, a donde regresar tranquilo.

4 comentarios:

  1. Sí, lo que necesitamos ahora es menos cambio, estoy de acuerdo que es una cosa buena, aunque sean unos días nada más...
    Aprovecho para desearte un FELIÇ ANY NOU!!!!!

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    1. Pau: Sí, Pau... No hay muchas cosas a las que aferrarse, aunque eso lleva a plantearse por qué necesitamos algo a lo que agarrarnos. ¡Feliz año nuevo!
      Es una gran alegría verte por aquí y poderte visitar.

      Un abrazo.

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  2. No soy muy navideña, pero creo entender a qué te refieres.
    Siempre he tenido la impresión muy de Heráclito de que lo único inmutable es que todo cambia...no se si podría vivir en un mundo inmóvil, pero es cierto que necesito puntos reconocibles e incluso tediosos de referencia, aunque solo sea para sentir que todo esto no fue solo un sueño...
    Un abrazo Manuel, me alegra tanto seguir leyéndote... :)

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    1. Nurocas: Haber estado bastante tiempo sin publicar mucho aquí y regresar y encontrarme con que sigo teniendo puntos a los que regresar, que no te has ido tú por ejemplo, también es una gran alegría. Un lugar a donde regresar, ya que hablábamos de eso.
      Y tienes razón en eso de que los lugares a donde volver son necesarios para no sentir que estamos flotando en el vacío.
      Yo también me alegro de leerte.

      Un abrazo fuerte.

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